Altamente contagiosa entre los cerdos y jabalíes, el ingeniero agrónomo Edgard Espinoza afirma que no afecta la salud del ser humano.
Freddy Cardoza | Hablemos del Campo en Nicaragua
Luego de surgir un brote de la llamada Peste Porcina Africana en República Dominicana, suenan las alarmas en Latinoamérica, elevando una alerta regional para evitar su propagación en Centroamérica y, principalmente en Nicaragua, según lo dio a conocer el ingeniero agrónomo Donald Espinoza a Hablemos del Campo en Nicaragua, edición radial del pasado jueves 12 de agosto en curso.
Según el Ing. Espinoza, la PPA (Peste Porcina Africana, como le conocen) es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta únicamente a la especie de los suinos, es decir, a cerdos y jabalíes. “Aunque esta enfermedad no representa ningún peligro para la salud humana porque no presenta zoonosis (transmisión del virus hacia el humano), sí puede afectar granjas enteras”, lo que se traduce en pérdidas económicas para los porcicultores.
Añade que la PPA en nuestra región “se ha mantenido en niveles exóticos, es decir, nunca se ha registrado un caso de estos en Centroamérica y la alerta se da porque hay un brote en las Antillas”, explica el ingeniero agrónomo, quien valora que se puede “importar” la enfermedad por medio de los viajeros que ingresan a nuestro país o a través del reemplazo de vientres que, en este último caso, se deberá tener un protocolo de cuarentena para evitar la diseminación de la enfermedad en caso hubiera dentro de este animal que se ingresa al país.
Sintomatología
Dentro de los síntomas que el porcicultor deberá tener en cuenta están fiebre alta, pérdida del apetito, hemorragia en algunos órganos internos y piel, manchas, hematomas en el pecho, petequias en las orillas de las orejas, es decir, en las puntas de las orejas se le ponen moradas, vómitos, diarreas, entre otros.
Advirtió sí que el diagnóstico solo se puede dar a través de un PCR o prueba de laboratorio, dado que la enfermedad podría confundirse con otras que presentan cuadros clínicos similares, como la erisipela porcina o estomatitis vesicular, “pero para definir lo que es en sí la enfermedad, el diagnóstico debe ser basado en una prueba serológica”.
En el supuesto caso que se confirme un caso de PPA en Nicaragua, el porcicultor está en la obligación de informar a las autoridades correspondientes del mismo para que se valoren medidas de prevención y mitigación que eviten la diseminación de la enfermedad en otras granjas porcinas del país, lo que resultaría en graves consecuencias económicas y productivas, tal como lo afirmó el ingeniero Espinoza al inicio de este artículo.
Cabe destacar que no existe ningún tratamiento contra la enfermedad, excepto el esfuerzo conjunto para evitar su propagación. El Ing. Espinoza dijo estar disponible para asesoría técnica o consultas de todos los porcicultores que así lo deseen, comunicándose con él a través de su número celular 7865-2118.