Las vacunas en ganadería son esenciales para prevenir enfermedades, mejorar el bienestar animal, aumentar la productividad (carne, leche) y proteger la inversión del ganadero. Funcionan exponiendo al animal a una versión debilitada o inactiva de un patógeno, permitiendo que el sistema inmunológico desarrolle defensas sin enfermarse. Una buena planificación, que incluya calendarios de vacunación específicos para cada zona, y la aplicación correcta son cruciales para el éxito.

¿Por qué son importantes?
- Prevención de enfermedades: Protegen al ganado de enfermedades virales y bacterianas, muchas de las cuales pueden ser mortales o causar pérdidas económicas significativas.
- Mejora de la productividad: Animales sanos producen más carne y leche. Las vacunas ayudan a mantener la salud general y el rendimiento del hato.
- Reducción de costos: Previenen gastos en tratamientos costosos y la posible pérdida de animales, lo que resulta en un mayor retorno de la inversión.
- Protección de la inversión: Las vacunas son un seguro para proteger la inversión del ganadero en sus animales.
- Seguridad alimentaria: Contribuyen a la seguridad de los productos de origen animal que llegan al consumidor.

¿Cómo se administran y qué considerar?
- Programas de vacunación: Es vital seguir calendarios de vacunación adaptados a la zona geográfica y a la especie. Muchas vacunas requieren refuerzos periódicos y anuales para mantener la protección.
- Buenas prácticas: Se deben utilizar las técnicas de inyección correctas, el tamaño de aguja adecuado y desechar las agujas después de un solo uso para evitar la transmisión de enfermedades.
- Condiciones óptimas: Las vacunas deben mantenerse y administrarse según las instrucciones de la etiqueta para asegurar su eficacia.
- Manejo y estrés: El estrés asociado con otros manejos (como el destete) puede suprimir el sistema inmunológico. Es importante seguir un protocolo de vacunación y manejo adecuado para evitar enfermedades

