Según estudios, cada vez más estamos consumiendo microplásticos que son nocivos para la salud humana y afectan el medioambiente, además de otros residuos originados por productos químicos y de procesos electrónicos como las lavadoras y secadoras.
Freddy Cardoza | Hablemos del Campo en Nicaragua
A lo largo de las últimas décadas, han surgido unos nuevos contaminantes denominados emergentes. Se trata de compuestos sintéticos o naturales que no han sido monitoreados en el medio ambiente, pero que, a pesar de ello, pueden causar efectos ecológicos y a la salud humana, según refiere el Ing. Jeancarlos Tórrez.
Los contaminantes emergentes surgen a partir de productos farmacéuticos, de cuidado personal, disruptores endocrinos, plastificantes aditivos de la gasolina, retardadores de flama, subproductos de desinfección, tenso activos, metabolitos y agrotóxicos.
“Son de distinta naturaleza química y orígenes, cuya presencia en el medio ambiente o las posibles consecuencias de los mismos han pasado en gran parte inadvertidos”, afirma el Ing. Tórrez, quien añade que estos contaminantes emergentes se han encontrado, gracias al avance de técnicas analíticas, en aguas ya tratadas, lo que implica un problema para la salud humana y ambiental.
Los microplásticos, considerados contaminantes emergentes, son fragmentos de menos de 5mm de tamaño y que, por su gran producción, uso y consumo, tanto de origen primario como secundario, representan una amenaza seria a la salud humana.
En este particular, el Ing. Tórrez refiere que, según estudios de Browneetal (2011), se demostró que una sola lavada de prendas sisnteticas pueden liberar mas de 1900 fibras de microplásticos, que llegarían a los océanos a través de los efluentes de aguas resuduales.
Paradójicamente, otros contaminantes emergentes surgen de las plantas de tratamiento convencional, que están diseñadas para eliminar materia orgánica y ciertos contaminantes. “Los contaminantes emergentes, debido a sus gamas de propiedades y naturaleza química requieren otros tipos de tratamiento”, apunta el especialista en suelos y agua.
Efectos “más nocivos que los originales”
Para el especialista, los compuestos emergentes presentan efectos significativos alterando el sistema endócrino y bloqueando o perturbando las funciones hormonales, afectan la salud de los seres humanos y de especies animales, aun cuando se encuentren en bajas concentraciones.
“Estos productos han sido y continúan siendo utilizados intensivamente y su consumo cada día aumenta más, lo que los hace muy persistente en el medio ambiente”, sostiene.
Gran parte de los medicamentos administrados tanto a las personas como al ganado mayor y menor no son asimilados y son excretados con las heces o la orina, o, en el peor de los casos, transformados en otras sustancias diferentes o metabolitos que pueden ser aún más nocivos que los compuestos originales, refiere Tórrez.
Según afirma el especialista, las fuentes de abastecimiento de agua han provocado un aumento de muchas enfermedades, dentro de las cuales se encuentra la renal crónica (ERC).
“Los compuestos organoclorados como el DDT y bifenilos policlorados (PCBs) han impactado en la función inmune de focas, causando disminución de la población. El diclofenaco afecta los tejidos de las branquias y los riñones en los peces de agua dulce, lo que sugiere un posible riesgo para este tipo de población”, señala.
Otros efectos causados por el dicloro-fenil-tricloroetano (DDT) han causado efectos hormonales, provocando adelgazamiento en la cáscara del huevo de diferentes especies, daños en la función reproductiva del hombre y cambios de comportamiento en los humanos, sostiene el especialista.
Y advierte que los antibióticos como la penicilina, sulfonamidas y tetraciclinas causan resistencia en patógenos bacterianos.
Consultado por el “envoltorio” de las cápsulas farmacéuticas, el Ing. Jeancarlos Tórrez refiere que “por su aspecto dan la sensación de que están elaboradas con algún tipo de plástico, pero en realidad están hechas de gelatina, las que se disuelven en un líquido, saliva y los fluidos del estómago, lo que facilita que se libere el medicamento y el organismo pueda asimilarlo”.
Pero añade que “quizá el único inconveniente de las cápsulas convencionales es que la gelatina se elabora a partir del colágeno que se obtiene de la piel y huesos de animales (cerdos y bovinos), lo que las hace incompatibles con las dietas vegetarianas”.
Según el especialista, el sitio principal del metabolismo de los fármacos se da en el hígado, este puede ser metabolizados por oxidación, reducción, hidrolisis, hidratación, conjunción, condensación o exoneración, cualquiera que sea la vía elegida, el objetivo es facilitar su excreción.
“La velocidad de metabolismo de los fármacos no es igual en todas las personas, en algunos puede ser tan rápido como para impedir que se alcancen concentraciones sanguíneas o tisulares terapéuticamente eficaces, y en otros puede ser muy lento, con lo cual las dosis normales pueden provocar efectos tóxicos”, apunta.
Luego de la metabolización en los riñones pasa al proceso de excreción, que de eso se encargan los riñones. “Los riñones son los órganos principales para la eliminación de las sustancias hidrosolubles, el sistema biliar colabora también en esta actividad siempre y cuando el fármaco no sea reabsorbido a partir del tubo digestivo. En general, la contribución del intestino, la saliva el sudor, la leche materna y los pulmones colaboran en la excreción”.